lunes, 14 de enero de 2013

Algo extraño...



Siento la soledad susurrándome entre líneas… La espuma de las olas ausentes a nuestros encuentros hoy tiene el atrevimiento de dibujar el vuelo de una gaviota con solo una pincelada. Me distrae tu sonrisa. Intento sobrevivir a la zozobra de la paciencia desesperada, la misma que se ha transformado en rutina de no encontrarte cuando más te necesito. El horizonte juega a predecir el futuro, sabiéndose cómplice de la próxima puesta de sol engalana sus colores y dispersa nubes a su antojo. Tengo un libro entre las manos. El viento sopla sin reparar en el tiempo, en la gente que me rodea, juega a descubrir a los niños que todos esconden pero que llevan dentro. El muro bajo mis pies sigue guardando secretos desde hace siglos, y el agua se pierde contra la roca que parece virgen. Un niño, en algún planeta tiene una flor, un paraban, una oveja. El sol no quema, se esconde entre nubes, oculta las manchas de las que quieren hablar algunos, por hacerlo, no puede esparcir toda la luz que lleva dentro. Se niega a sí mismo el ser majestuoso y a nosotros nos niega el placer de encontrarlo, pero la luz se cuela desde todos los rincones hasta invadir el alma. El niño también tiene una zorra, pero en este planeta. La tarde llega, ya la soledad no susurra ni habla, grita desesperada. Palpita el corazón ansioso de encuentro, el alma iluminada se baña de agua salada, se envuelve en nubes ardientes arrebatadas al mágico arrebol del cielo, se viste con el viento y la luz que emana de todas partes. El misterio del lugar, la magia del silencio, el secreto de un libro, un príncipe y su zorra, todo está listo. El universo observa en elipsis el nacimiento de un poema.

1 comentario:

  1. Canto al compás de Feliú:

    Mi otra mitad
    Mi media naranja
    La suela de mi zapato
    La funda de mi machete
    Eso eres tú

    Mi contrapartida
    Mi signo contrario
    La tuerca de mi tornillo
    La media en mi pie descalzo
    Eso eres tú

    Las personas pasan y me creen loca, quizás lo soy un poco. Loca porque los tengo lejos, loca porque cuando más necesito abrigarme en ustedes están ausentes, distantes. En realidad no soy loca sino una soñadora más, adicta a las migraciones de aves, siempre con la esperanza de verte un día, fanática a ser la rosa de alguien y la musa inspiradora de un principito. Ves no estoy tan loca, solo ávida de ti, por cierto creo que esto también se llama extrañar, solo que con un apellido: en demasía.

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