Desde hace mucho tiempo que no temía
escribir algo. Siento tanto en mi pecho que nada atina a salir. Cómo decirte
algo cuando tú adivinas todo mi ser, cuando me conoces desde el pelo hasta las
puntas de los pies, cuando puedes descifrar que escondo tras una sonrisa,
cuando logras arrebatar en silencio cada una de las amarguras que a veces
esconde mi corazoncito.
Qué expresar cuando en tantos momentos
de ternura incalculables nos lo hemos dedicado todo desde un verso, una canción
o hasta un beso de sabores.
De qué forma enmarcarte en algo, en un
lugar, cuando tu sobrepasas todos los límites, todos los espacios; tú, que tienes
la magia para transformarte en lo que yo necesite, y más, en lo que tú quieres
para mí.
Hace un tiempo dije que te cobraría un
favor, lo dije en broma, y en juego respondiste que me harías lo mismo a mí.
Por suerte para mí fue una diversión, una de tantas de las de cada día, cómo
pagaría las noches de fiesta y de llantos, los días de sol, las lluvias de
afecto, los mares de amor de cada segundo, las noches de insomnio junto a mi
cama cuando algún mal se aferraba a mi cuerpo de niño, los dolores de cabeza de
las andadas de pequeño, el consejo de cada día. Cómo hacer para pagar una vida
en la que tú has sido el sendero.
Qué me haría si tuviera que pagar por
tu cariño, por tus mimos, por el café de las mañanas, por el beso de buenas
noches y por los ángeles que pones a cuidar mis sueños; por los versos de Martí
que me tatuaste en la piel, por mi primera Edad de Oro, por mi incomparable
álbum de fotos, por cada uno de mis buenos recuerdos, por los aplausos más
fuertes tras mi primera presentación en un teatro, por la presencia en cada
momento de felicidad y de amargura que han marcado mi vida, por el hombro para
llorar, o el abrazo para reír. Lo he intentado de mil formas pero siempre quedo
debiéndote el doble.
Muchas veces te digo que no sé vivir
sin ti, y es cierto, ya duele mucho la ausencia de semana tras semana de tu
presencia cada día, qué me haría sin ti madrecita.
El día de las madres va a ser otro de
esos días en los que te colmo de besos del amanecer hasta que cierres los
ojitos; aunque ya no soy el mismo a quien arrullabas en la cama, sé que en ese
corazoncito de madre sigo siendo el mismo.
MUCHAS FELICIDADES MAMI,
Y GRACIAS POR EXISTIR…
Haniel
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