Encuentro
Llevábamos rato intercambiando miradas.
Ella hundida en un libro que tenía entre las piernas, yo intentando concentrar
mi tiempo en la guitarra. Las canciones, como flechas, buscaban socavar la magia
del momento. Eran dardos apuntando a su espacio que intentaba escabullirse entre
letras impresas. Nos sorprendimos varias veces mutuamente. Algo en ella me
trasladaba a una estancia atemporal en que nos conocimos. Las preguntas
danzaban en torno a su sonrisa. ¿Cuándo sucedió el milagro de hallarla y la
herejía de olvidarla? ¿Era real? De un golpe los arpegios se alejaban de mis
manos y un paso marcaba la distancia entre nosotros. Dos frases marcaron el
inicio de una historia. –Disculpa, ¿nos conocemos? –Yo también te he soñado.
haniel, no hay palabras que expliquen los sentimientos, simplemente, son sentimientos. me gusta el minicuento.
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