Amigos

¿Qué sucede cuando la amistad entre personas de sexo diferente llega a cruzar las fronteras de lo descriptible? Cuando puedo descubrir lo que esconde tras una mirada, un gesto, un abrazo. Cuando logro descifrar el secreto de una sonrisa. Cuando es mi hombro el que encuentra para llorar y refugiarse, o es mi palabra la artífice del consejo que busca. Cuando son mis brazos el resguardo de sus temores o soy el confidente de sus más disímiles travesuras. Cuando me busca para reír o disfrutar una canción. Cuando logro descifrar sus pasos antes que los dé o puedo adivinar sus pensamientos de solo mirarla. Cuando descubro que sencillamente es el complemento que necesito para mis días y no logro cruzar la frontera de la amistad por miedo a perderla. 

¿Acaso pensará ella lo mismo? Acaso sabrá que es su sonrisa lo que más deseo ver al despertar cada mañana, que hago lo imposible por tenerla cerca aunque sea unos minutos al día. Sabrá ella cuán rápido puede llegar a latir mi corazón cuando apoya su cabeza en mi hombro, o cuando me da el abrazo que tanto he esperado durante semanas. “La amistad es el amor pero sin sus alas” y ya se ha convertido en parte de ese planeta que me he inventado para vivir. No importa lo que pase, nunca me cansaré de decirle te quiero…

Con tantos palos que te dio la vida
y aún sigues dándole a la vida sueños.
Eres un loco que jamás se cansa
de abrir ventanas y sembrar luceros.
Con tantos palos que te dio la noche,
tanta crueldad, frío y tanto miedo.
Eres un loco de mirada triste
que sólo sabe amar con todo el pecho,
fabricar papalotes y poemas y otras patrañas
que se lleva el viento.
Eres un simple hombre alucinado,
entre calles, talleres y recuerdos.
Eres un pobre loco de esperanzas
que siente como nace un mundo nuevo.
Con tantos palos que te dio la vida
y no te cansas de decir “te quiero”.

Fayad Jamís