Aprendí a vivir con tu desprecio,
hasta que mi cariño loco,
secillamente nuevo,
fue perdiendo su brillo.
Aprendí a soñarte,
y como te soñaba !!!
eras la luz que enarbolaba mi sensibilidad.
¿Dónde estás?
¿Te habrás muerto?
Con tu desprecio aprendí
a convertir en flores el veneno,
en alegrías mis penas
y en olvido,
mi deseo inquebrantable y cotidiano,
de hacerte el amor.
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